El régimen alimenticio con DHA y la evolución del cerebro

Publicado el 16 mayo, 2011 | Research

La vida depende de consumir ácidos grasos omega 3 desde su concepción

Atribuir un gran cambio evolucionario a una molécula particular es pretensioso; y atribuirle dos es verdaderamente audaz, pero hacerlo era sólo una de las ideas que flotaban en la Celebración del “DHA” en Londres que es reunión científica y no un festival; en fin era definitivamente una gran reunión de personas que comulgan de una misma pasión que tiene lugar cada año en mayo en la Royal Society of Medicine discuten muchas de las virtudes del ácido docosahexaenoico (DHA), el más importante de esa moderna clase de sustancias dietéticas, los ácidos grasos omega-3.

El DHA es un componente que se encuentra en el cerebro, particularmente en las uniones sinápticas entre las células nerviosas, y su sustitución en los modernos regímenes alimenticios por el ácido ómega-6 en los aceites de cocina como el de la soja, maíz y colza es causa de preocupación ya que muchos investigadores piensan que este cambio – y la alteración que provoca en la química del cerebro explica el aumento los últimos tiempos de la depresión, de la enfermedad bipolar, de la pérdida de memoria, de la esquizofrenia y del disturbio sobre el enfoque, puede también ser responsable por el aumento de los niveles de sobrepeso y, por lo tanto, de las enfermedades cardiacas que muchas veces acompañan el exceso de peso.

Michael Crawford, un investigador del Institute of Brain Chemistry and Human Nutrition de Londres, considera, sin embargo, que el DHA es incluso más importante; el sugiere que el DHA fue responsable, en primer lugar, por la existencia de los sistemas nerviosos, y que el acceso la grandes cantidades de ese ácido permitió la evolución de un cerebro grande en los antepasados más recientes del género humano.

Lentes ojo depescado

En consonancia con el Dr. Crawford, la primera misión del DHA fue convertir la luz en electricidad en organismos unicelulares y esto les dio una visión primitiva, permitiéndoles que se desplacen en respuesta a la luz y a la sombra, pero también insertó en la biología un modo de controlar el potencial eléctrico.

  • Si los organismos pasan a ser multicelulares, las células deben ser capaces de comunicarse unas con las otras.
  • Las potencialidades eléctricas, la base de cada sistema nervioso, son una manera de hacerlo; y el DHA será el agente que lo hace posible.

La molécula es seguramente omnipresente; cerca de 600 millones de años después que los animales se hacieron multicelulares, más de mitad de las moléculas de ácido graso en las células fotosensibles del ojo humano continúan siendo de DHA, y la proporción del DHA en las sinapsis cerebrales no está lejos de eso, a pesar de que moléculas semejantes sean más fáciles de obtener.

De hecho, el Dr. Crawford considera que una escasez de DHA es una cuestión evolucionaria de largo plazo; la molécula es conocida por encontrarse fácilmente en el pescado graso y Eeto puede explicar por qué razón, por ejemplo, los delfines tienen cerebros que pesan 1,8 kilos, mientras que el cerebro de la cebra pesa sólo 350 gramos, a pesar de que en las dos especies el tamaño del cuerpo sea semejante.

  • Además de esto, argumenta, el súbito aumento del tamaño del cerebro de los antepasados de la humanidad que se verificó hace cerca de 6 millones de años no fue porque los simios descendieron de los árboles y comenzaron a cazar en las savana, sino porque llegaron al litoral y encontraron fácilmente un suministro de DHA en el pescado.
  • No todos concuerdan con esta interpretación de la historia; por un lado, los antepasados de la humanidad no parecen haber sido exclusivamente del litoral, pero en una cosa, sin embargo, están todos de acuerdo; es que sustituir el DHA por otras moléculas superficialmente semejantes es una mala idea.

No aceptar sustitutos

Joseph Hibbeln, un investigador de los National Institutes of Health de la América, se puso a observar el suministro de DHA a los bebés en la leche materna y la variación genética de la capacidad de producir esta molécula a partir de otros omega-3.

  • Un estudio iniciado en los principios de la década de 1990 mostró que los niños alimentados al pecho están en la misma franja de posibilidades de poseer inteligencia, independientemente de tener o no la capacidad de fabricar su propio DHA.
  • Sin embargo, en el caso de que sean alimentados con leche en polvo con baja cantidad de DHA, aquellos sin capacidad de fabricar DHA tenían en tienen menos posibilidades en relación al uso de la materia cerebral vinculada a la inteligencia.

La inteligencia no es la única cosa afectada por una carencia de DHA; existe también toda una serie de información científica vinculada a las deficiencias en omega-3 al comportamiento violento.

  • Los países en que los ciudadanos comen más pescado (que es rico en DHA) son menos propensos a la depresión, al suicidio y al homicidio.
  • Y una nueva investigación del Dr. Hibbeln muestra que los bajos niveles de DHA son un factor de riesgo para el suicidio entre soldados, tanto hombres como mujeres y los que de hecho se suicidaron tenían significativamente niveles más bajos de DHA en el hemograma de rutina más reciente efectuado antes de cometer suicidio.

El ministerio americano de la Defensa llevó eso en cuenta y en breve divulgará un programa para complementar el régimen alimenticio de los soldados con omega-3. La Food and Drug Administration (FDA) puede también cambiar una de sus políticas; Thomas Brenna, profesor de nutriçción en la Cornell University, escribió una carta (co-firmada por muchos de los científicos presentes en la reunión) insistiendo que la agencia debe rever su consejo a las embarazadas y mujeres fértiles para que limiten su consumo de pescado.

  • Este aviso, emitido en 2004, se destinaba a proteger al feto de los efectos malignos del metil-mercurio, que se acumula en pescados como el atún y los firmantes de la carta argumentan que este efecto es muy rebasado por los beneficios de comer pescado graso, asociados al DHA; total combinar pescado con té verde ya podría salvar esta situación.

La popularidad de los alimentos ricos en omega-6 y basados en aceites vegetales baratos será difícil de revertir, ya que impregna mayores riesgos que vinculan al sobrepeso y las enfermedades cardiovasculares vinculadas sobre todo al consumo excesivo de frituras y otros alimentos que son cocinados con este tipo de aceites.

El camino de salida de este círculo vicioso no es obvio; comer pescado es óptimo, pero los océanos ya están hoy sujetos a una presión excesiva, es entonces donde se recomienda aprovechar los beneficios de la biotecnología de la suplementación que nos brinda las posibilidades más adecuadas en comprimidos que acompañan perfectamente a la dieta y no son rechazados por la mayor parte de la población.

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