Una revisión a la paradoja francesa

Publicado el 7 septiembre, 2011 | Health

El secreto está en regular el nivel de los azúcares, apreciando las comidas saludables y disfrutar del momento de comer sin incluir en ese momento situaciones de estrés

Según la Organización Mundial de la Salud, 82 de cada 100.000 hombres franceses entre las edades de 35 y 74 mueren a consecuencia de enfermedades cardiovasculares desde el año 2000 cuando se hizo el reporte; ese mismo año, en USA 216 de cada 100.000 hombres entre las mismas edades  sucumbieron a la misma enfermedad pero lo curioso es que de acuerdo con la Organización para Alimentación y Agricultura de las Naciones Unidas, durante aproximadamente el mismo periodo de tiempo, la media de las personas en Francia consumieron un poco más de grasa total y casi tres veces más grasa de origen animal que el americano promedio.

Según los reportes, las grasas animales eran provenientes de la leche, manteca de cerdo, carnes rojas, pescados y aves, contribuyendo a una mucho mayor ingesta de grasa saturada en toda Francia y este fenómeno ha sido designado como la  “paradoja francesa” que intuye a poner en contraste la vinculación de la grasa saturada sobre las enfermedades cardiovasculares.

Los investigadores que empezó a estudiar para identificar el factor que está protegiendo los corazones franceses del ataque tóxico de la grasa saturada impidiendo que ese lodo emantecado que circula por las arterias los mate rápidamente fue identificado según muchos estudios por la acción del vino que puede tener una serie de moléculas que son potencialmente protectoras.

  • Una de esas substancias que ha atraído mucha atención, es el resveratrol, un activador de la SIRT1, una enzima deacetilasa que está envuelta en la resistencia al estrés y regulación del periodo de vida, pero también establecieron que no hay resveratrol suficiente en el vino para este sea útil totalmente como protector cardiovascular; ahora están volcando la atención a una clase de moléculas llamadas de procianidinas, pero se sospecha que en relación a ésta tampoco encontraron mucho; entonces la molécula de protección sea probablemente, el etanol, pero nadie desea oír esto porque no resuelve la paradoja.
  • Si bien no se puede decir que los franceses están siguiendo siempre una dieta poco saludable, pero son de alguna forma, milagrosamente protegidos por un compuesto que están ingiriendo por eventualidad; y cualquier persona francesa citará que no existe ninguna paradoja, citan entonces que cuando uno tiene el compromiso de buscar los productos más frescos, los ingredientes más deliciosos disponibles y los cocina en la casa, la dieta será más saludable que seguir contando los gramos de esto o de aquello en una cena.

Más allá de esto, podemos decir que los americanos consumen casi el doble de la cantidad de azúcar que el francés promedio y mucho de esto es por el jarabe de maíz rico en frutosa de las sodas, pero no es la cuestión ahora.

Otra cosa que llama la atención sobre los hábitos de comida francesa es la ausencia de los snacks; las comidas en los hogares franceses tienden a ser bien definidos y el acto de comer un bocado entre comidas es más que despreciado, creemos que eso es probablemente esencial para el mantenimiento adecuado de la sensibilidad a la insulina frente a los deliciosos baguetes, que son carbohidratos refinados.

Y, finalmente, podemos decir que los franceses aprecian más sus alimentos que la mayoría de los países, no subestimando de ninguna manera esto para la salud y el bienestar general.

Y cerrando el tema de la paradoja que a esta altura del artículo es posible que muchos ya olviden podemos seguramente explicar que la grasa saturada no es tan mala como la hacen ver, solo que se la debe controlar así como el consumo de azúcar y apreciando las comidas saludables bien cocinadas y disfrutadas muy lentamente pudiendo ser esta la receta adecuada para obtener una salud verdadera y duradera.

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