Ejercicio y densidad mineral ósea

Publicado el 14 diciembre, 2010 | Health

Los huesos se ven fortalecidos por la actividad física frecuente

El esqueleto humano, muchas veces, es visto como algo incapaz de adaptarse y sufrir alteraciones estructurales importantes, en las cuales podrían influenciar la actividad cotidiana de las personas, siendo hasta olvidado dentro de una visión sistémica; talvez esto explique el hecho de que exista una alta incidencia en enfermedades como la osteopenia, osteoporosis, raquitismo, o la osteomalacia entre otras. El objetivo de este artículo es romper la visión limitada o que el sistema esquelético o esqueleto mostrando que es una estructura viva, capaz de adaptarse, e influenciar en el nivel de vida y salud de las personas, además de demostrar como la actividad física puede intervenir en este proceso.

Introducción

Vamos a comenzar por utilidad del esqueleto, así quedará más claro porqué no se lo debe dejar en un segundo plano.

El esqueleto tiene la función de ofrecer un punto de fijación para los músculos (con la posibilidad de movimiento), soporte para los tejidos blandos, protección completa a los órganos vitales y reservar minerales (como calcio, sodio y potasio) que pueden ser movilizados y redistribuidos conforme sea necesario al organismo; además de realizar hemopoyesis (formación de células de la sangre).

Incluso después de la calcificación, los huesos pasan por extensas y constantes remodelaciones para responder a los estímulos del ambiente. Por tanto, el hueso es constantemente reabsorvido por células llamadas osteoclastos, y entonces nuevos tejidos son depositados por células llamadas osteoblastos (células del hueso, sintetizadoras de la matriz ósea, por lo que están involucradas en el desarrollo y el crecimiento de los huesos).

Esa capacidad adaptativa del hueso es guíada básicamente por la presión ejercida sobre o contra él, por hormonas y/o por la nutrición; tanto los osteoclastos como los osteoblastos son originados por células osteoprogenidoras.

El tejido óseo se origina a partir de células de origen mesenquimal (como todos los tejidos conectivos); a partir de las células mesenquimales que se comprometen hacia una diferenciación en células formadoras de hueso se forma una colonia celular con potencial más limitado para proliferar y diferenciarse, estas son las células osteoprogenitoras.

Presión

Aparentemente la presión ejercida en el hueso (fuerza gravitacional y/o funcional), es el factor más relevante cuando tratamos la densidad mineral ósea. Las sales inorgánicas y fibras colágenas son depositadas en el hueso como respuesta al tipo, cantidad e intensidad del estímulo. Sin embargo si esas fuerzas no son ejercidas, parte de las sales minerales depositadas serán retiradas para participar de otras funciones orgánicas.

La actividad física es una forma de intervención barata y no farmacológica, que puede maximizar la densidad ósea desde los primeros hasta los últimos años de vida en la cual factores relacionados intenvendrán directamente en el resultado final del trabajo. En este contexto, la intensidad y la especificación del ejercicio pueden ser apuntadas como los principales.

  • Al compararse los ejercicios de fuerza, los estudios relatan que la alta intensidad es más relevante que la baja, en relación al aumento de la densidad mineral ósea, además de ofrecer otras mejoras funcionales relacionadas como: ganancias de fuerza muscular y mejora de la coordinación motora y del equilibrio.
  • Incluso sin alterar la densidad mineral ósea, de forma significativa, las rutinas de baja intensidad son satisfactorias por ofrecer estímulos suficientes para alterar los marcadores bioquímicos (indicadores del metabolismo óseo), aumentar la alcalina fosfatasa y la osteocalcina (marcadores anabólicos), y reducir la piridolina (marcador catabólico), sin embargo de forma inferior a los ejercicios de alta intensidad.

Al tomar como referencia los ejercicios predominantemente aeróbicos, incluso los de larga duración de entrenamiento, la densidad mineral ósea parece ser preservada en corredoras que trabajan por debajo del umbral anaeróbico. Y por encima de esta intensidad, se presentan disturbios hormonales que tal vez pudieran producir alteraciones metabólicas con reflejo en la densidad mineral ósea.

Esqueleto
Diferente del sistema muscular, que sufre adaptaciones de una forma relativamente rápida, el sistema esquelético necesita de un tiempo mayor para modificarse estructuralmente; la remodelación completa de ciertos huesos puede llevar aproximadamente 4 a 6 meses.

  • El aumento de la densidad mineral ósea se da de forma bastante específica, por ejemplo, cuando se realizaron estudios con jugadores de tenis, se comparab la densidad mineral ósea entre el brazo no dominante y el dominante, y este último presentaba siempre una mayor densidad mineral ósea. Este hecho nos lleva a concluir que los estímulos aplicados deben ser lo más a-específicos posibles o similares para ambas partes del cuerpo o de manera simétrica.

Las áreas que generalmente presentan más pequeña densidad mineral ósea son: la columna lumbar, cuello femoral y la muñeca; y estas regiones deben tener una atención especial, principalmente la columna lumbar, pues son susceptibles a comprometer la vida y la salud de las personas por estar directamente asociadas a la locomoción y las actividades de la vida diaria; y por ello al practicar entrenamientos con pesas deben adaptarse primeramente y cuidarse durante el plan de entrenamiento tanto con suplementación adecuada, masajes o hasta terapias para la columna que pueden ayudar bastante al desempeño y a protegerla del duro entrenamiento.

  • Las actividades en las cuales hay poca incidencia de la gravedad parecen no desarrollar la densidad mineral ósea de forma satisfactoria; es el caso de la natación y del ciclismo, que no revelan durante estudios realizados con personas que practican estas actividades, un aumento en la densidad mineral ósea en la columna lumbar,
  • Un estudio comparó la densidad mineral ósea, de la columna lumbar, de jugadoras de voley, baloncesto, nadadores y no atletas; los resultados demostraron que los nadadores presentaron el más pequeño valor de densidad mineral ósea, incluso cuando eran comparadas a los no atletas. Esos datos sriven para reforzar que el impacto es un estímulo muy importante para el tratamiento de enfermedades relacionadas con los huesos.

Los ejercicios realizados en actividades físicas de ocio (principalmente entre los 10 y 20 años de edad) y de locomoción (actividad cotidiana), pueden contribuir a aumentar y  preservar la densidad mineral ósea independientemente de la edad. En la pre-adolescencia y adolescencia ocurre el pico de masa ósea, y es en esta fase que gran parte de la población está insertada en el contexto escolar, dando otra justificación e importancia para realizar trabajos de base en educación física dentro de las escuelas; aquí se debe estimular, de forma óptima, el pico de masa ósea, en la cual probablemente ocurrirá la maximización de la densidad mineral ósea en la edad adulta.

Hormonas

El estrógeno, hormona sexual femenina, cumple un papel crítico en el mantenimiento de la densidad mineral ósea. Tanto que, naturalmente después de la menopausa ocurre una pérdida de masa ósea de forma acelerada correlacionada la disminución en los niveles de esa hormona.

Tal vez por eso, mujeres por encima de los 40 años (principalmente las caucásicas), franja poblacional más alcanzada por problemas relacionados a una baja densidad mineral ósea, usan muy comumente, la reposición hormonal. Esa terapia es considerada por algunos, de más importante intervención para el tratamiento y prevención de la osteoporosis, aunque aún no es totalmente segura por sus posibles efectos en personas que genéticamente pueden tener alteraciones o hasta enfermedades relacionadas.

Las mayores ganancias obtenidas con la reposición hormonal se dan aproximadamente 3 años después del inicio del tratamiento; sin embargo es justamente en esta fase que su eficiencia cae y prácticamente concluye. Además de esto las hormonas necesitan de limitados receptores específicos determinados genéticamente para su mejor actuación; consideramos poner mucha atención en la suplementación para articulaciones, tendones y los multivitamínicos que pueden ayudar muchísimo a la hora de prevenir la enfermedad junto a un plan de entrenamiento físico mínimo.

Nutrición

El aspecto nutricional también es relevante en la densidad mineral ósea, principalmente en conjunto con la actividad física. El consumo de calcio y vitamina D (necesaria para la absorción del calcio) debe ser adecuado para dar soporte la formación de huesos acompañado de un programa de ejercicios físicos.

  • La literatura sugiere que el consumo de 1g a 1.5g de calcio por día sea suficiente; sin embargo, es necesario acordar que ese calcio es absorbido en el tracto gastrintestinal, y que con el pasar de los años, esta acción de absorción disminuye. En el caso de adultos con edades avanzadas, probablemente una mayor cantidad de calcio en la dieta, como única forma de intervención, no promoverá grandes resultados; es allí donde la suplementación para articulaciones hace efecto.

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