La importancia del Nobel de Medicina 2010

Publicado el 28 septiembre, 2010 | Research

La fecundación in vitro produjo un impacto altamente benéfico sobre un problema de salud

El premio Nobel de la Fisiología o Medicina fue este año atribuido a Robert Edwards que desarrolló la técnica de fertilización in vitro (FIV) y que fue el “padre” del primer bebé-probeta, Louise Brown, que nació en 1978. Este premio no parece tener causado tanta sensación en la comunicación social como en otros años, probablemente porque esta técnica es hoy comummente utilizada en todo el mundo y ya dio origen al nacimiento de 4 millones de personas. Y esta es precisamente la razón que se relaciona con la importancia de la investigación hecha por Robert Edwards.

Este fue un premio a la carrera, atribuido a estudios hechos 40 años antes, como la Asamblea Nobel tantas veces los hace. Robert Edwards tuvo la visión de que sería posible usar una técnica de (FIV) para resolver el problema de la infertilidad y trabajó incansablemente para alcanzar ese objectivo. Tal como otros grandes descubrimientos, este también estuvo próximo de no llegar a buen puerto cuando los intentos de fecundar óvulos con éxito no llegaban a cumplir el obejtivo trazado, o cuando la financiación pública para la investigación fue cortada. Un patrocinante privado permitió, sin embargo, que el trabajo continuase y el reto fuese alcanzado.

Fecundación In Vitro

A una altura en que la infertilidad parece estar a aumentando, alcanzando ya al 10% de las parejas en todo el mundo, la (FIV) es una técnica que permite a muchas de estas parejas realizar el sueño de tener hijos biológicos. A la vez que permite este objectivo noble, también está siendo utilizado en situaciones éticamente discutibles, como posibilitar a mujeres que ya sobrepasaron largamente la edad fértil tener hijos. Otro problema con que la sociedad está siendo confrontada, derivada de esta técnica, es lo que se hace con los embriones congelados para después poder ser utilizados.

Como muchas otras tecnologías, también esta puede ser usada con fines que no estaban previstos inicialmente y que son discutibles desde el punto de vista ético o confrontar a la sociedad con nuevos dilemas. Pero esto no nos debe impedir de reconocer el impacto altamente benéfico sobre un problema de salud que, al menos en las sociedades desarrolladas, empieza a ser bastante grave y el alcanzar un porcentaje significativoo de la población. Y, sobre todo, que reconozcamos el mérito de Robert Edwards en la mejoría del bienestar de muchas personas infértiles.

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