El Aceite de Pescado, el EPA y la Hipertrofia

Publicado el 8 abril, 2013 | Research

Las proporciones dentro de los ácidos grasos podrían hacer una buena diferencia en la construcción muscular

Un grupo de investigaciones hechas en la Universidad de Aberdeen fueron más allá de los límites conocidos en el mundo científico al demostrar que para aumentar masa muscular se puede usar además  de las proteínas, creatina y aminoácidos, también el aceite de pescado cuyo efecto anabólico gracias a los ácidos grasos omega-3 estaban ya confirmados; estos científicos moleculares descubrieron que aquellos suplementos de aceites de pescados que contengan EPA, pueden proveer un mayor poder.

Sabemos que tomar suplementos de aceite de pescado o comer una dieta rica en ácidos grasos del pescado tiene un efecto de recuperación del cuerpo, ayudando a reducir la masa grasa y aumentar la masa muscular; pero en este caso los escoseses tenían la curiosidad de como el ácido graso del pescado podría ser anabólico.

Los experimentos se enfocaron en las células musculares de los roedores para tratar de resolver el problema, exponiendo las células en tubos de ensayo a 50 micromoles de ácidos grasos EPA y DHA, y estimulando el proceso con leucina; en realidad midieron la acumulación y la descomposición de las proteínas de las células musculares, dándose cuenta que eran 25% más altas y 22% más bajas en las células musculares expuestas al EPA.

Los investigadores analizaron la actividad de las moléculas de señalización anabólica en las células musculares; los resultados muestran que el EPA y el DHA activaron la p70s6k, pero solo el EPA activó el FOX03a, sin que ninguno de ellos tenga algún efecto sobre las moléculas de señalización Akt, mTOR, 4EBP1 y rps6. 

Se concluye que los suplementos de aceite de pescado que contienen una mayor proporción de EPA sobre la DHA podría ser más eficaz para mejorar la síntesis proteica en respuesta a los estímulos anabólicos como el ejercicio de resistencia + leucina, atenuando la degradación de las proteínas en el músculo esquelético que es un claro síntoma de envejecimiento.

Es evidente, que se requieren de investigaciones adicionales en seres humanos, para poner a prueba esta hipótesis.

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