La irisina y el metabolismo óseo

Publicado el 18 marzo, 2017 | Research

Anteriores estudios han demostrado que la hormona irisina es anabólica y termogénica, además de gestionar los niveles de azúcar, reduciendo la resistencia a la insuina. Por otro lado que la irisina se estimula mediante el ejercicio intenso y que es un factor clave para los procesos que conocemos como hipertrofia o pérdida de grasa corporal.

Ahora, un estudio que fue dirigido por científicos de la Universidad de Tufts y publicado en la revista Bone Research concluyó que  el aumento de los niveles de irisina en la sangre tras la administración sistémica demuestra los efectos beneficiosos del ejercicio en el sistema esquelético. El autor del estudio Jake Chen, DMD, MDS, Ph.D., profesor y investigador de ciencias biológicas de dicha casa de estudios cita que se necesitará más experimentación para evaluar la participación de la irisina y otros factores incrementados por el ejercicio y expresados ​​a través del tejido óseo, muscular y graso.

Para demostrar su teoría, trabajó con otros científicos deportivos, reclutando a un grupo de roedores que en dos semanas tuvieron que ejercitarse voluntariamente en una rueda, induciendo una mayor expresión de irisina en el tejido óseo de los ratones. Además, la administración sistémica de irisina aumentó la formación ósea y su espesor, imitando los efectos del ejercicio sobre el sistema esquelético del ratón.

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Los hallazgos sobre la irisina y el metabolismo óseo demuestran un nuevo mecanismo potencial para la regulación ósea y esto es importante para el culturismo o el fitness, porque los resultados se contrastan con estudios previos que han revelado que el ejercicio induce la producción de irisina y su molécula precursora, FNDC5 (fibronectin-tipo III con dominio 5) de proteínas, que convierte el tejido graso blanco en grasa marrón beneficiosa, quemando calorías.

Por otro lado, la irisina se ha relacionado con la mejora de la tolerancia a la glucosa y la pérdida de peso en los ratones obesos, prediabéticos. Aunque la mayoría de los estudios se han centrado en la irisina producida por el tejido muscular, algunas investigaciones han sugerido que la irisina aumenta la masa ósea además de sus beneficios metabólicos, sin embargo, se desconocía si la irisina era secretada por el hueso durante ejercicio o si regula el metabolismo óseo.

Para investigar la relación de la irisina y el metabolismo óseo, los investigadores probaron sus teorías con un grupo de roedores de cinco semanas de edad, con dos semanas de trabajo voluntario en una rueda.

  • En comparación con un grupo de control sin acceso a una rueda de funcionamiento, los ratones que se habían ejercitado expresaron seis veces mayor FNDC5 y la expresión de la irisina en el tejido óseo.
  • La expresión de irisina se observó en varias regiones óseas diferentes, incluyendo la placa de crecimiento, el hueso trabecular, el hueso cortical, el cartílago articular y la interface músculo-hueso.

Cuando los ratones fueron inyectados con su propia irisina o virus manipulados para expresar la irisina, el equipo encontró aumentos significativos en el volumen óseo y el grosor en comparación con los ratones tratados con solución salina. Para vincular la irisina y el metabolismo óseo evaluaron los efectos de la irisina combinada (inyectada y producida durante el ejercicio) en las líneas celulares óseas demostrando que puede aumentar directamente la producción de osteoblastos, células que sintetizan el hueso y la mineralización y al tiempo inhibir la producción de osteoclastos, que retractan la producción ósea.

Los hallazgos del equipo demuestran que la irisina producida por el hueso puede tener un papel en el metabolismo óseo a través de mecanismos directos e indirectos, ya que la transición de la grasa blanca a la grasa marrón ha llevado a un aumento de la formación ósea en estudios previos. Por otro lado, también se ha demostrado que la irisina (inyectada y producida durante el ejercicio) suprime la esclerostina, una proteína que está implicada en la pérdida de hueso durante la falta prolongada de carga mecánica, como en pacientes en cama o personas sedentarias con sobrepeso.

La irisina inducida por el ejercicio puede no sólo actuar como un factor endocrino capaz de promover el tejido adiposo blanco, sino que también puede regular el metabolismo óseo mediante mecanismos autócrinos, concluyen. Sus resultados, sugieren que la que la irisina puede tener un potencial terapéutico en el fortalecimiento del huesos, ser un soporte articular predominante durante los entrenos intensos y ser foco de la investigación para estimulación mediante suplementación natural para este efecto en un futuro cercano.

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