Las buenas y las malas compañías

Publicado el 29 marzo, 2013 | Health

Un factor pocas veces tenido en cuenta cuando se ingresa a un plan de entrenamiento

Si un practicante de musculación o un atleta que entrena en cualquier disciplina deportiva tiene muchos amigos y familiares que comparten sus tiempos en encuentros, cenas, fiestas de aniversarios, salidas a discotecas, o la propia convivencia social, debería estar atento a una agenda organizada o un orden de sus prioridades, porque la influencia de otras personas que están alrededor pueden destruir o ayudar a lograr los resultados deseados.

La realidad indica que tanto los familiares o la pareja, o los compañeros de trabajo inducen a la mente humana a seguir ciertos hábitos alimenticios o de ciclos de sueño que no coinciden con el plan de entrenamiento, y este puede ser el principal factor para hechar por tierra los esfuerzos que se han hecho o que se están haciendo, obstaculizando todos los posibles caminos de éxito.

No deseamos tampoco que al llevar un programa serio, el practicante sea anti-social, pero para pretender tener un cuerpo fantástico y saludable por mucho tiempo, lo mejor es conversar y consensuar con la pareja y la familia, rodearse de amigos sanos que no sean una carga estresante (problemas, proyectos comunes, o pérdida de tiempo), e inclusive tener compañeros de entrenamiento para seguir una rutina específica para perder peso, ganar volumen o lograr la definición muscular.

  • Dependiendo del tipo de dieta que se está siguiendo, una simple convivencia semanal acompañada de “comida  basura” y refrigerantes, podrá anular completamente el déficit calórico y por lo tanto la pérdida de grasa conseguida a lo largo de la semana.
  • Por otro lado una noche de disco o de reuniones sociales, podría hasta romper el ciclo circadiano de muchos días, quebrantando totalmente el sistema de recuperación del sistema nervioso y de los músculos.
  • Así mismo, las fiestas, los fines de semana, las vacaciones siempre son tentadoras y cuando no se sabe llevar, son un arma letal contra el entrenamiento.

En todos los casos, existen posibilidades de recuperarse de algún tropiezo, pero cuando esto se hace un mal hábito, simplemente se sale del rumbo, y es el momento donde las buenas compañías, en especial de la pareja, el instructor, o el compañero de entrenamiento deben ser el apoyo necesario para volver a la planificación original.

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