Grasas buenas y grasas malas, aprenda a reconocerlas y modere su consumo

Publicado el 19 febrero, 2015 | Health

Un pequeña síntesis de como debeis alimentaros durante una dieta o fuera de ella

Existe una falsa creencia generalizada en torno a las grasas de los alimentos que consumimos; se suele pensar que todas son malas, y que hay prescindir de ellas si queremos perder kilos. Sin embargo, para cuidar nuestra salud y conseguir nuestros objetivos, se debe seguir una dieta con una alimentación equilibrada, con todo tipo de nutrientes, incluyendo las grasas, pero en las dosis indicadas; incluso en las proporciones correctas pueden convertirse en aliadas fundamentales para un estilo de vida saludable.

Para comer de forma inteligente debemos aprender a reconocerlas y moderar el consumo de los distintos tipos de grasas que ingerimos, pues las llamadas grasas buenas, son necesarias para nuestro organismo; son una fuente de energía que ayudan a mantener sano nuestro corazón.

Las grasas buenas

Las grasas insaturadas con claves para protegernos de las enfermedades coronarias al disminuir los niveles de colesterol en sangre; si bien es cierto que a pesar de ser buenas, hemos de tener en cuenta que la grasa de cualquier tipo contiene más del doble de calorías que las proteínas y los carbohidratos. A menudo elegimos los alimentos correctos, pero en demasiada cantidad, por lo que debemos ser prudentes y exigentes a la hora de moderar las raciones.

Son de dos tipos; las poliinsaturadas que se encuentran, por ejemplo, en el pescado azul (ricos en omega-3), y aceites vegetales (soja, girasol), y las monoinsaturadas que las encontramos en el aceite de oliva, algunos frutos secos o el aguacate.

Las grasas malas

Las grasas saturadas y trans son las que llamamos grasas malas porque pueden provocar niveles de colesterol elevados; están en la mantequilla, las carnes grasas y embutidos, quesos grasos, leche entera y derivados.

Mientras que las grasas trans, son las más nocivas porque disminuyen los niveles de colesterol bueno; las encontraremos en grasa lácteas, carnes de rumiantes o productos con grasas hidrogenadas. Este proceso químico convierte a los aceites vegetales líquidos en grasas semisólidas o sólidas a temperatura ambiente; una transformación artificial especialmente no saludable presente en los aperitivos envasados, artículos horneados, grasa alimentaria y comidas rápidas.

Seleccione sus productos y fíjese en el etiquetado

Cada vez hay más productos en el mercado sin grasas trans, pero desgraciadamente algunos etiquetados no especifican correctamente sus ingredientes; como norma general debemos huir de aquellos que en su lista figuren aceites hidrogenados o parcialmente hidrogenados. También es aconsejable incluir jamón, pavo, almendras, olivas o pepinillos en nuestros aperitivos; pasarnos a lácteos semi o desnatados, quesos frescos o tiernos, cortes magros, pescado azul y aves sin piel.

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