El sistema inmunológico y la nutrición

Publicado el 23 mayo, 2017 | Health

El sistema inmunológico actúa para proteger al huésped de agentes infecciosos que existen en el ambiente (bacterias, virus, hongos, parásitos) y de otros insultos nocivos, incluso los agentes productos del duro entreno. El sistema inmunológico está constantemente activo, actuando para discriminar el «no-yo» del «yo», compuesto de dos divisiones funcionales, lo innato y lo adquirido.

Ambos componentes implican varios factores sanguíneos (complementos, anticuerpos, citoquinas) y células; existen varias metodologías para evaluar aspectos de la función inmune y muchas de éstas se basan en el estudio de células en cultivo ex vivo. Este modelo científico de investigación se refiere a experimentos, procedimientos o en tejidos o células vivas, dentro o fuera de un  organismo, manteniéndose vivas en un medio controlado

Hay grandes variaciones interindividuales en muchas funciones inmunológicas incluso entre las personas sanas; es probable que la genética, la edad, el sexo, los hábitos de fumar, los niveles habituales de ejercicio, el consumo de alcohol, la dieta, el estadio del ciclo menstrual femenino, el estrés, la historia de infecciones y vacunaciones y las experiencias tempranas de vida contribuyan de manera importante a la variación observada.

Si bien está claro que los individuos con respuestas inmunes significativamente por debajo de “normal” son más susceptibles a los agentes infecciosos y muestran una mayor morbilidad y mortalidad infecciosa, no está claro cómo la variación en la función inmunológica entre individuos sanos se relaciona con la variación en la susceptibilidad a la infección.



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El estatus nutricional es un factor importante que contribuye a la competencia inmune, porque la desnutrición afecta el sistema inmunológico, suprimiendo las funciones inmunológicas que son fundamentales para la protección del huésped. La desnutrición que conduce al deterioro de la función inmunológica pudiendo vincularse a una ingesta insuficiente de energía y macronutrientes y/o a deficiencias de micronutrientes específicos.

A menudo estos ocurren en combinación; los nutrientes que se han demostrado (en estudios animales o humanos) que se requieren para que el sistema inmunológico funcione eficazmente incluyen aminoácidos esenciales, el ácido linoleico ácido graso esencial, vitamina A, ácido fólico, vitamina B6, vitamina B12, vitamina C, vitamina E, zinc, cobre, hierro y selenio.

Prácticamente todas las formas de inmunidad pueden verse afectadas por deficiencias en uno o más de estos nutrientes, lo cual es meramente informativo. Pero, hay que tener en cuenta cuando se ingresa a un plan de entreno intenso las cosas cambian, la comida cambia y la suplementación debe estar ahí haciendo su trabajo en el momento exacto o las cosas se complican.

Los estudios en animales y humanos han demostrado que la adición de un nutriente deficiente a la dieta puede restaurar la función del sistema inmunológico y la resistencia a la infección, sobre todo en momentos críticos, cuando el cuerpo recibe un duro castigo y los radicales libres o las toxinas están dando vueltas dentro del organismo.

Entre los nutrientes estudiados más en este sentido son la vitamina E y el zinc; el aumento de la ingesta de algunos nutrientes por encima de los niveles habituales y recomendados puede mejorar algunos aspectos de la función inmunológica, sin embargo, las cantidades en exceso de algunos nutrientes también afectan la función inmunológica y el bienestar general.

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